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25/12/13

¡Feliz Navidad!


Ha sido una Navidad rara. Esta mañana enterrábamos al padre del tío abuelo Chuso. Era una persona entrañable, de esas que se fabrican poco. La abuela le recuerda de toda la vida cariñoso, vital, de los que ahora llaman emprendedores, de los que en los tiempos de la abuela llamábamos comprometidos, de los que nunca se rendía. No se rindió cuando los negocios le fueron a medias, no se rindió cuando la vida le dio el palo de la enfermedad de su mujer, no se rindió nunca ni siquiera para sobrellevar la terrible enfermedad que le causó la muerte, ELA, soportando su dolencia con la mayor dignidad hasta el minuto final.

Esta mañana, en la misa de entierro, no cabía un alfiler en la iglesia. Todo el mundo le quería. Allí estaban sus hijos y sus nueras y sus yernos y sus nietos. Todos una piña, todos han estado con él hasta el final, respetando sus decisiones sobre su vida aunque les doliera, aunque pensaran que sufriría menos de otra forma, con otros tratamientos....Todos ellos dignos de admiración, le han cuidado, le han mimado hasta el último suspiro. Eso es familia.

Los nietos han leído al final de la misa una carta dedicada al abuelo. Todos nos hemos emocionado porque le describían como fue, como todos los demás (mucho mas viejos que sus nietos) le veíamos. Han descrito todo lo que el abuelo les ha legado: sus enseñanzas, su humor, su vitalidad......
¡Ojalá la abuela sea capaz de transmitiros tantas cosas como él a sus nietos!

Luego, mas tarde, hemos tenido nuestra cena de Nochebuena. Los villancicos, los regalos, los whatsapp de todos los amigos y familiares que andan lejos.

La Navidad no es nada sin compartirla con la familia. ¡Ojalá la vida nos brinde a nosotros muchas Navidades de alegría y de estar juntos! Pero también es un momento de recordar a todos lo que ya no están y que nos han dejado sus enseñanzas, sus valores y sus recuerdos entrañables. Ellos están con nosotros porque, y no lo olvidéis nunca, seguimos celebrando estos días porque nos transmitieron esta alegría y esta costumbre entrañable de celebrarla así, como ellos la celebraron con vuestros tatarabuelos, y nosotros con nuestros hijos y nuestros hijos (vuestros padres) con vosotros y vosotros (espero) la celebraréis con vuestros hijos y ellos con vuestros nietos. Porque el Niño Dios vuelve a nacer en nuestros corazones cada año para siempre.
¡Feliz Navidad, queridos nietos!

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