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1/2/20


¡Cuanto tiempo ha pasado! Empezé a contar cosas cuando nació Pablo. Hoy ya escribo para él, y para Jorge y para Julio y para Héctor y Carmen, y para Lucía. Hoy ya no tengo mucho que deciros, sois vosotros quienes me enseñáis a mí.
La abuela ya empieza a tener solamente recuerdos. Vosotros sóis la vida.
Me río con vuestras cosas, leo libros que me recomendais vosotros, canto canciones que me enseñáis vosotros....
Cierro este blog, eran cosas que quería decir a mis nietos. Pero ahora son mis nietos los que me dicen cosas y aprendo de ellos. Me alegra que ya no tenga nada que enseñaros,  me alegra saber que tenéis unos padres que os quieren y que os enseñan (algo habré contribuido), me alegra veros aprender y veros crecer.
Os quiero. ¡Ojalá esto os sirva, al menos, de recuerdo de la abuela! 
Una abuela rara que empezó en esto de los blogs que ahora os parecerá prehistórico. Pero que lo hizo con todo el cariño para que os quedara algo de lo que la abuela quería contaros. Seguid aprendiendo, siempre aprendiendo. Besos.
La abuela Renata

20/3/15

 

LUCÍA



Has nacido el mismo día que mamá, el 20 de Marzo y eres igualita de guapa que ella. Confío que crézcas tan cariñosa e inteligente como mamá.

Había eclipse de sol https://www.elperiodico.com/es/ciencia/20150226/eclipse-total-sol-3970988 https://astroaficion.com/2015/02/12/eclipse-parcial-de-sol-20-marzo-2015-visible-en-espana/ pero estábamos todos pendientes de ti y ni nos hemos enterado.

Eres tranquila y te portas muy bien.

Has llegado con la primavera y eres eso: la nueva primavera para esta familia. Tu hermano está encantado de tener una compañera de juegos y tus padres ni te cuento.

Los abuelos felices y deseando verte crecer.

Estas eran las noticias de ese día: 

https://elpais.com/hemeroteca/2015-03-20/ 

https://www.elmundo.es/elmundo/hemeroteca/2015/03/20/t/index.html


 

 

23/7/14

Día de la madre

Hoy es el día de la madre para la abuela. Cumple años mi hijo mayor ¡Felicidades!
La abuela tenía 21 años, pocos para lo que se lleva ahora. Y miedo, mucho miedo. El embarazo había transcurrido sin problemas y las bisabuelas le habían contado tropecientas mil veces de qué iba esto. Pero tenía miedo.
Sabía que tenía que acudir al hospital si me daban dolores con regularidad y frecuentes. Y así lo hice.
Recuerdo aquella sala de dilatación, pintada de verde (dicen que aporta serenidad pero qué queréis que os diga) con un único adorno: un grabado de una dalia.
De vez en cuando pasaba por allí la matrona, te decía que todo iba bien y se marchaba. Terrible silencio. Pensaba y pensaba que todo iría bien. Y recé, recé mucho. Siempre se reza cuando uno tiene miedo.
Caía una tormenta de aquellas que hacen época sobre la ciudad. Escuchaba los truenos mientras me retorcía de dolor. 
Y sola. Siempre sola. Es el signo de mi vida.
Entonces no había epidural, ni te monitorizaban, ni podía entrar nadie contigo, ni sabías si era niño o niña.
Nació a las 8,00 de la mañana, sano, 2900Kg. y era un niño y dí gracias a Dios y se las sigo dando por ello, por esos hijos, vuestros padres, que me concedió: sanos, listos, serios y responsables.
Hacía frío.