El mundo es un pañuelo

Me he pasado un mes compartiendo parque con vosotros. Pablo se levanta por la mañana diciendo: "al parque". Tú, como eres tan tranquilito y no sabes hablar todavía, no opinas, pero estas encantado de que te saquen a la calle.

Esto de los parques es un verdadero suplicio para los mayores. Mientras vosotros hacéis amigos, flanes de arena, os deslizáis por el tobogán, emuláis a Messi en el césped y aprendéis lo que es el equilibrio sobre vuestras bicis, los mayores nos aburrimos como ostras.

Cuando la abuela era madre joven los parques tenían terrazas donde se podía tomar un café mientras los infantes jugaban. Ahora no. Ahora los columpios están en una especie de cuadrilátero protegido donde no pueden entrar animales (con lo que KIKA tiene que quedarse en casa) ni fumadores.

Así que allí estamos y, como no hay nada que hacer salvo miraros, pues pegamos la hebra unos abuelos/padres con otros abuelos/padres.

Y sorprendentemente resulta que, hablando, hablando, siempre tienes algo en común. Aunque no vivas cerca, aunque no supieras nada de ellos, siempre surge algo/alguien en común. Deben ser los años acumulados que van almacenando experiencias, conocidos, amigos, lugares.......

Y en ese momento, en el de descubrir ese algo/alguien , te alegras infinitamente de no haber hablado mal de nadie porque resulta que ese "nadie" es el sobrino nieto de tu nueva amistad (¿no sabe que el sobrino en cuestión es un sirvengüenza?), o el mejor amigo del padre de su nuera (¿desconoce que ese mejor amigo está poniendo los cuernos a su señora?).......o la prima de su mejor amiga (¿sabrá que es la amante de ese otro conocido común?)

Verdaderamente, el mundo es un pañuelo.