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9/4/11

De compras

Ya estamos en primavera y estos días ha hecho calor. De pronto recuerdas que ya, pero ya, hay que sacar la ropa de verano y guardar /tirar la de invierno. Con vosotros no hay ese problema porque la ropa se os queda pequeña en dos meses.
Con la abuela realmente tampoco porque cada temporada está un poco mas gorda, tiene un poco menos marcada la cintura, el pecho un poco mas caído y los michelines un poco mas evidentes. Sin embargo soy optimista y cada vez almaceno cuidadosamente la ropa en bolsas al vacío con sus correspondientes bolitas de olor antipolillas.

Trabajo perdido porque, cuando vuelvo a sacarla, o no me vale o no me gusta así que no queda otra que ir de compras.

Y ahí está vuestra abuela (que odia ir de compras para regocijo del abuelo) intentando encontrar algo que cumpla dos requisitos básicos:
-que le guste
-que le siente bien

Recuerdo que cuando era niña no existían las franquicias ni casi las tiendas de ropa. En cambio había muchas de tejidos, sederías o pañerías, y uno iba al sastre o a la modista. Allí te enseñaban los figurines de moda , elegías el modelo que te gustaba y lo adaptaban a ti. Tenía un ligero inconveniente, que había que ir ¡¡¡tres veces!!!! a probarse y, si contaba con mucha clientela, podía tardar hasta un mes en confeccionar la ropa con lo que, desde tres meses antes de la siguiente temporada, había que ponerse en marcha so pena de estrenar el vestido de tirantes en Diciembre.

¡Mira que ahora hay tiendas! ¡mira que hay ropa!.....pues nada, no encuentro nada. Lo que me gusta no me vale y lo que me vale no siempre es que no me guste, es que muchas veces es inadecuado para mí.

Por ejemplo ahora todos los pantalones tienen el tiro supercorto que muy bonito para una niña de veinte pero, para mi edad dignidad y gobierno, como que no. No voy a ir enseñando el ombligo por ahí ¿no os parece? y, además, si llevo uno de esos pantalones tengo la sensación de que se me van cayendo.

Si busco una falda o un vestido ¡¡¡¡¡maldición!!!!!! se vuelve a llevar la minifalda y es que no me veo ya con minifalda, ni con tirantitos, ni con escotes de vértigo ni con tacones de 12 centímetros. No porque no pueda llevarlos,...no. Simplemente porque el sentido de la estética me lo impide.

Y no penséis que soy una rancia, para nada. Todo eso lo he lucido en mis años mozos con muchísima gracia y gallardía. Pero hay un sexto sentido, el sentido común, que hace que el espejo grite ante tu figura minifaldera un ¡¡¡¡¡¡¡ESTO NO!!!!! clarísimo.

Ocurre también cuando uno es muy joven. Hay determinadas prendas que no se deben llevar (he dicho deben no pueden). Por ejemplo vosotros que sois muy pequeños estaríais muy raros con un traje de señor y corbata. Pero por poder.......claro que se puede.

Así que aquí estoy. Agotada. Me he probado tropecientos conjuntos, faldas, blusas, pantalones..... Todo el día de compras y, al final de la tarde, solamente tengo una blusa nueva .

Considerando que he tenido que desprenderme de dos pantalones, cuatro blusas y un vestido de años anteriores mucho me temo que tendré que volver a salir de compras..........

2 comentarios:

Sabor Añejo dijo...

Ay Laquiti, como te comprendo, si tal y parece que me has descrito a mí... posiblemente tengamos casi la misma edad y los mismos contratiempos a la hora de salir de compras. Yo aún no he ido esta temporada y voy a tener que ir, (la Semana Santa ya está aquí), pero miedo me da hacerlo.

Yo también llevaba la ropa comprada en una tienda de tejidos a o la modista...

Un abrazo

Anónimo dijo...

Hola: ¡que cruz! como te comprendo. Me recuerda la epoca en que, con calcetines no y con medias tampoco. Yo he vuelto a la minifalda, basicamente porque odio esos malditos pantalones de tiro corto. Besos y animo