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9/5/10

Desaprendiendo


Ya sabes andar. Me cuentan tus padres que lo haces con mucho cuidadito pero con seguridad. Eso es bueno. Espero que todo a lo largo de tu vida lo hagas así: con seguridad pero con cuidado. Sigues creciendo y sigues aprendiendo pero sigues sin dormir casi nada y me temo que tiene mal arreglo ahora que todo te llama la atención y todo lo quieres experimentar.

Mientras tu empiezas a aprender la abuela intenta desaprender. Dice el profesor D. Eduardo Punset que para la salud mental deberíamos aprender a desaprender. Porque a lo largo de la vida se asimilan demasiadas cosas que realmente no sirven para nada o, lo que es peor, solamente sirven para hacernos sufrir o tomar decisiones equivocadas. Así que debemos instruirnos todo lo que podamos pero ,(dice Punset), deberíamos también saber borrar todo lo memorizado que no sea útil para nuestra felicidad. Y yo creo que tiene razón.

Como no domino mucho el borrado mental he empezado a desaprender borrando fotos.

Antiguamente las fotografías familiares no eran digitales como ahora. Había que comprar carretes. Hacer una foto era cuestión de tiempo, o sea, el que disparaba la foto te iba diciendo:"un poco mas a la derecha; no tanto; fulanito empínate que te tapa menganito; un poco mas lejos, que os corto los pies; mejor agachaos todos porque tapáis el paisaje...."

Total: tres o cuatro minutos para una simple foto. Y además no se repetían. Si ya tenias una delante de la catedral o de lo que fuera pues ya estaba, y desde luego nunca se hacían fotos del paisaje a secas. Para eso estaban las postales.

Una vez disparadas las fotos del carrete, normalmente 24 o 36, había que sacarlo con cuidado de la cámara porque podía velarse si le entraba luz, con lo que te quedabas sin fotos. Y además había que llevarlo a un laboratorio a revelar. Finalmente ahí estaban las fotos y sus correspondientes negativos. Las primeras se pegaban en álbumes que, con los años, iban perdiendo el color y los negativos por ahí andan, metidos en una caja de madera.

Ahora es distinto. Ahora disparas fotos a todo lo que se mueve y ,a lo que no se mueve, le haces veinte. Nada de colocarse ni de decir "Luis" todos a la vez para salir sonrientes. Da igual. Se hace una serie de doce seguidas y en alguna saldrán sonriendo. Además las descargas en el ordenata y las puedes ver en la tele del cuarto de estar.

Finalmente tienes quinientas fotografías del último viaje familiar que nadie se molesta en clasificar y que, desde luego, nunca se ven. Porque no hay quien aguante quinientas fotografías entre las que hay :
200 movidas.
100 de cosas diversas como un gato que pasaba por ahí, una alcantarilla, treinta ventanas de edificios varios de no se sabe donde.
150 en las que a tu tío solo se le ve la mitad de la cara o tu abuela ha salido con la lengua fuera o los ojos cerrados, aparece un señor que nadie conoce junto al grupo, pasa por detrás un autobús que tapa la portada gótica, etc, etc.....

De verdad, de verdad.....50 que merezcan la pena,.....si llegan.....

Así que me he puesto a borrar fotos, para quedarme solo con las que me hacen feliz. Para verlas en la tele cuando me apetezca. Y para que las veas tu cuando crezcas un poco, y puedas conocer a los bisabuelos Julio, Isabel, Josema y Carmen que ya no están. Y para que puedas ver a tu padre y a tu tío cuando eran como tu.

Y, principalmente, para poder recordaros yo a todos si algún día me falta la memoria.

1 comentario:

M.Teresa dijo...

Que razón tienes, fotos, fotos, yo aun no he llegado a la conclusión que merezca la pena el esfuerzo que vas ha hacer. (Claro que………mejor que trabajar, y además yo había pensado hacerlo en la jubilación). Y respecto a E. Punset, que decirte me encanta, me alegra que a ti también.

Besos.