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28/1/10

Volando

Escribo desde un avión. Según la pantallita que tengo en el asiento estoy a 7188 km de ti y a 11021 metros de la tierra. Llevo aquí metida ocho horas y todavía me quedan cuatro para llegar a mi destino, un horror. Yo espero que cuando tu puedas viajar solo, existan transportadores moleculares de esos que salen en las pelis de ciencia ficción y tus traslados sean muchísimo mas rápidos.


Lo que no creo que puedas evitar es el cambio de hora. Ahora mismo en mi reloj son las 22 horas, o sea que tu estarás casi tomando el bibe para irte a dormir y, sin embargo, la dichosa pantallita de mi avión insiste en que son las 15 horas. A mi me parece estupendo que sea asi pero mi cuerpo se niega a aceptar esa realidad y me dice que, como tu, debería estar preparandome para ir a la cama.


Dentro de un ratito nos van a servir una comida pero con este lio horario ya no se si es la cena, la merienda o el desayuno de pasado mañana.

Además de las comidas esta el tema del sueño. Es casi imposible dormir en un asiento de un avión. Ni aunque tengas la suerte de viajar en bussines, porque en missery class es que te ni te cuento. Vale que el asiento es mas ancho, vale que se pone horizontal, pero es que uno no duerme cuando quiere sino cuando tiene sueño. Que te lo digan a ti ,que no hay forma de que duermas cuando se supone que deberías dormir. Pues como tu anda la abuela en este momento, que no le llega el sueño por mas que lo intenta.


Y dentro de cuatro horas, cuando llegue a mi destino seran las 18 horas. Y entonces si que tendré sueño. Pero no me podré dormir, tendré que aguantar como sea unas horas mas.

Dice el abuelo que si me pasa esto es por mi afición a viajar. Que nadie me obliga. Y tiene razón. Sarna con gusto no pica según el dicho popular. Pero no es verdad. Sarna con gusto pica un montón, pero te rascas y te aguantas.


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